5 TéCNICAS SENCILLAS PARA LA DEVOCION ADMIRABLE DE LOS 7 DOLORES DE MARIA SANTISIMA

5 técnicas sencillas para la devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

5 técnicas sencillas para la devocion admirable de los 7 dolores de maria santisima

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Mas ¡ay SeñO!, que yo me veo oprimido por mis vicios, y cargado con mis culpas y pecados, y no puedo levantarme sin los poderosos auxilios de la divina Humor, y sin el favor de vuestro cariñoso socorro.

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Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios.»

La gracia que ofrece para este sexto dolor es: “Los ayudaré visiblemente en el momento de su muerte. Verán el rostro de su Origen”.

"Yo voy a defenderlos en sus batallas espirituales con el enemigo infernal y voy a protegerlos en cada instante de su vida."

Los siete dolores de la Casto María son momentos de profundo sufrimiento que experimentó durante la vida de Jesús. Estos dolores son:

En el siglo XII los religiosos servitas celebraban la memoria de María bajo la Cruz con oficio y Culto peculiar. Más adelante, por el siglo XVII se celebraba el domingo tercero de septiembre.

Rezar el Rosario de los Siete Dolores de la Doncella María es una práctica devocional que nos permite unirnos a la Madre de Dios en su sufrimiento y encontrar consuelo, fortaleza y confianza en su intercesión cuidadoso.

La liturgia de la celebración de los Dolores de la Doncella es de origen Tudesco. En 1423 el arzobispo de Colonia, Teodorico de Neurs la instituye para reparar las burlas que los herejes hacían a las imágenes de la Inexplorado Dolorosa y en 1727 el Papa Benedicto XIII la propago a toda la Iglesia. El hecho de que se celebre el 15 de septiembre se debió a que desde 1688 los religiosos Servitas celebraron en esa plazo la fiesta de los dolores de la Casto, fiesta que PIO VII extendió a toda la Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo cristiandad en 1814.

María nos asegura en esta Chispa final: “He obtenido esta Chispa de mi divino Hijo, que aquellos que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores, serán llevados directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo y yo seremos su eterno consuelo y Gozada”.

Las cuentas brillaron como el estrella, y eran blancas como la cocaína. Me dio el Rosario, y me dijo: "Este es el Rosario de mis lágrimas, que mi Hijo confía a su amado Instituto, como en testamento. La invocación no obstante ha sido dada por mi Hijo. El quiere honrarme de una manera distinto por medio de estas invocaciones, y concederá con inclinación los favores que se le pidan con fervor por mis lágrimas.

¡Ay Raíz mía afligidísima! Yo me acerco a Vos deseoso de consolaros con filial y piadoso afecto, y de acompañaros y serviros en vuestra desolada soledad. Yo vengo con firme propósito de seguiros en vuestra vía dolorosa, ansioso de llegar por ella al seno consolador y oportuno de la virtud, llorando en la soledad de mi corazón contrito y humillado, mis innumerables culpas y extravíos causadores de los tormentos a Jesús y de vuestros dolores y amarguísima soledad.

¡al ver su comienzo taladrada por agudísimas espinas; su divino rostro salpicado de mortandad y empañado por el polvo e inmundas salivas; sus Fanales amortecidos; su cuerpo magullado a golpes, cubierto de llagas de comienzo a pies, sin figura de hombre, y en medio de la gritería y enfurecimiento de aquella muchedumbre sedienta de la mortandad del Cabal!

¿Quién de nosotros puede siquiera imaginar la magnitud del dolor que María debe haber estado experimentando en este momento de la vida de su hijo? Ella, adyacente con Jesús, tuvo que entregarlo todo al plan de Dios.

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